Luego, al examinar con atención lo que yo era y al ver que podía fingir que no tenia cuerpo alguno, y que no había mundo ni lugar alguno en el que yo me hallase, pero no podia fingir por eso que no era nada, y que, por el contrario, de esto mismo que pensaba de dudar de las demás cosas, se deducía muy evidente y ciertamente que yo era, mientras que, si hubiera tan sólo dejado de pensar, aunque todo el resto de lo que había imaginado hubiera sido verdadero, no tenía razón alguna para creer que yo fuese, conocí por esto que yo era una sustancia cuya esencia o naturaleza es pensar y que, para ser, no necesita de lugar alguno ni depende de ninguna cosa material. De modo que este yo, es decir, el alma por la cual soy lo que soy, es enteramente distinta al cuerpo, e incluso más fácil de conocer que él y que, aunque él no fuese, (el alma), no dejaría en modo alguno de ser todo lo que es.
Discurso del método.
(Descartes)
No hay comentarios:
Publicar un comentario